Seguro que has escuchado alguna vez a alguien decir que no quiere utilizar audífonos porque sus oídos se volverían “vagos”. Obviamente, esto no es cierto.

Es muy común que las personas con pérdida auditiva piensen que su sistema auditivo se mantendrá más fuerte cuanto más retrasen su decisión de utilizar audífonos. Pero realmente sucede todo lo contrario. La clave para mantener un correcto funcionamiento del sistema auditivo es la estimulación, y esta estimulación solo puede ser posible a través de sonidos a una intensidad suficiente.

Una pérdida auditiva que se mantiene a lo largo de los años sin ninguna estimulación produce a medio plazo una clara desmejora en la actividad verbal, ya que las áreas del cerebro encargadas de procesar la actividad auditiva no tienen la información necesaria para que funcionen de manera correcta.

La adaptación de audífonos en una pérdida auditiva que mejoraría con amplificación no “frenará” la evolución de la pérdida, pero sí que mantendrá la vía auditiva estimulada y preparada para un posible empeoramiento de la misma. De este modo, la capacidad de entendimiento no se verá tan afectada.

Por otro lado, las terapias de entrenamiento auditivo, después de adaptar los audífonos, ayudan a obtener el máximo rendimiento de la amplificación. Además, es beneficioso para elaborar estrategias a la hora de mejorar la comprensión del habla, incluso en ambientes muy ruidosos.

Fuente: Gaceta Audio